Después de un año y medio de casi encierro absoluto, con ocasionales salidas a tomar una cerveza, pude visitar a mi padre. No hubo ningún plan especial, salida o acampada. Simplemente estuvimos juntos por un fin de semana como acostumbrábamos antes de la pandemia. Y fue increíble.
Este es un posteo diferente, no voy a hablar de marcas, públicos y procesos. Pero te recomiendo que te quedes por aquí pues la lección que aprendí es muy valiosa para todo emprendedor.
Durante este año y medio de pandemia he pasado frente a mi computador por más horas de las que me gustaría. Conectado a tendencias, proyectos, pendientes y redes sociales. He trabajado más de lo que se podría considerar sano y emprendí con diferentes proyectos personales. Una marca de galletas, 3 rediseños de esta página web y un aumento innecesario de mi medida de lentes más tarde paré completamente por un fin de semana y me habría encantado que fuese por más tiempo.
Amo lo que hago, aunque no me auspicie la UDLA, me encanta mi profesión. Tener la capacidad de ayudar a personas a crecer en lo que aman es una motivación increíble para levantarme cada día y dar lo mejor de mi. Cada proyecto nuevo es como tener un hijo. Verlo crecer, cometer errores y triunfar ha sido y seguirá siendo un proceso muy gratificante. Pero asimismo es una responsabilidad muy alta. Y con el tiempo aunque algo te apasione, también puede llegar a quemarte.
Ese es el tema de este corto artículo. Pausar. En estos dos días me he dedicado a ver al cielo, ayudar a mi padre con su huerto improvisado, enseñé a mis hermanos mi super receta secreta de galletas, ví el aire mover las hojas de los árboles y compartí música nueva e increíble. Después de mucho tiempo me siento tranquilo y en paz. Todavía tengo un montón de pendientes pero decidí que este fin de semana es mi espacio para ser yo. Meditar, respirar y jugar fuera de mi ambiente.
El trabajo que haces es muy importante, solo recuerda que también lo eres tu. Te invito a que encuentres un mínimo de 2 días para ti. Libres de reuniones, agendas y pendientes. Cambiar de chip es difícil pero te da una claridad inigualable que te permite regresar con toda la fuerza a tu medio y romperla. Creo que para eso existen los fines de semana y tal vez no sea nada nuevo para ti esta recomendación. De hecho pienso que esto es más un recordatorio para mi de que no todo es trabajo. Pero si en algún momento te llegas a sentir frustrado y en un ciclo de estrés sin fin. Recuérdate pausar. Disfrutar de la vida, el sonido de los pájaros, tu canción favorita o al menos un café. Todo te estará esperando para tu regreso y esa energía renovada te ayudará a ver todo con más claridad.
Te dejo por ahora. Ya están saliendo las galletas del horno. Disfruta tu tiempo a solas.